Dejando Ir Lo Que Amas

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Los últimos cuatro años para mí han cambiado el significado del Día de las Madres drásticamente. Por una parte, desearía que vuelva a ser simple y sencillamente un día para celebrar a mi mamá, pero por otro lado no cambiaría cómo ha sido transformado este día. El significado del Día de las Madres ahora es más profundo y enriquecido y, aunque sea difícil, estoy agradecida. Muchas veces yo había escuchado que el Día de las Madres es un tiempo difícil para muchas personas. Sólo había escuchado, pero ahora lo entiendo. 

En el 2017 mi abuelita materna estaba internada en el hospital en el Día de las Madres. Recuerdo sentirme muy triste verla en su condición y sin ningún ánimo o expresión cuando le di su regalo. Algunas semanas después, falleció. El año siguiente 2018, solo podía pensar cuánto ha de extrañar mi mamá a su mamá para poder celebrar con ella. En el 2019 Melody, nuestra hija de crianza estaba bajo nuestra custodia y por primera vez empecé a luchar con preguntas que si debería esperar ser celebrada este día. Y ahora, este año, no tenemos ningún niño en nuestro hogar y tampoco hemos sido exitosos en poder concebir un bebé. Entonces hoy me encuentro con muchas emociones y preguntas acerca de en qué categoría me encuentro yo. 

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Con mi abuelita materna 
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Mi abuelita paterna a a la izquierda 

¿Cuál es el requisito para ser llamada— mamá? La mayoría de las personas reconocen que no se trata solamente de la concepción y parto, pero ¿qué de la permanencia de un niño en el hogar?  ciertamente no es esto ya que sabemos que los bebés se convierten en niños y luego adolescentes y finamente adultos que se van de la casa. La definición de mamá tampoco es afectada por la muerte, pues la mayoría de la gente reconocería a estas mujeres que han perdido un hijo todavía como madres. Un aborto espontáneo (miscarriage) podría ser debatido por algunos dependiendo en la creencia del individuo de cuándo comienza la vida. Algunos dirán que esta persona nunca pudo ser mamá y otros dirán que sí fue mamá por el hecho de que amó a esa vida dentro de ella, aunque fue muy pequeña. Tampoco podemos ver a la dependencia de un humano en otro para definir lo que es ser mamá porque, otra vez, sabemos que un bebé dependiente pronto crece y se convierte un adulto independiente. 

¿Entonces será el amor el cuidado y el tiempo invertido en un alma humana? ¿Será posible que alguien como una maestra, o una vecina podrá realmente ser “mamá” para un niño en quien sus padres en casa no se molestan en invertir nada en su vida? ¿Será entonces posible que yo todavía puedo ser celebrada como una madre, aunque he amado a una niña (y la sigo amando) a la cual no di a luz? ¿Aunque esta niña ya no esté en mi hogar? ¿Puedo comoquiera ser “mamá” aunque esta niña que he amado ahora este en los brazos de su mamá?

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Melody con su mami y mamita 

Madre, una palabra densa, llena de miles de pensamientos, recuerdos y emociones. Es lo que divide y lo que drásticamente determinará cómo será tu vida dependiendo en qué lado te encuentras. Es un factor clave con que las mujeres se definen y otras las definen. 

Madre no se puede deshacer, es una experiencia que cuando te sucede es una parte de ti para siempre. El evento de la concepción no se puede borrar, el evento del parto no se puede borrar, el evento de la adopción no se puede borrar, el evento de amar a un niño no se puede borrar.

Madre se graba permanentemente en el alma.

 Algo que nos conecta a la mamá de Melody y a mí es que las dos hemos tenido que dejar ir a la misma niña, y no por nuestra propia elección. Este dejar ir permitió que Dios trabajara en nuestras vidas en dos maneras importantes. Primero, en enseñarnos como “dejarnos ir” a nosotros mismas y segundo, en enseñarnos que nuestros hijos realmente son SUS hijos. Ella tuvo que “dejarse ir” en rendir su tiempo y recursos para trabajar y volver a ganarse la custodia de su hija. En aceptar esta misma niña, yo igual me tuve que “dejar ir” en rendir mi tiempo y recursos para cuidar y criarla… con el fin de volverla a dejar ir.

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Gabriel y su mamá 
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Gabriel y su abuelita materna

En medio de todas las emociones que me han estado bombardeando esta semana, escucho la voz de Dios que me conforta y me dice que Él entiende cómo se siente el dejar ir. Él entiende perfectamente como Padre. Él experimentó el más grande dejar ir, el más grande sacrificio que ningún ser humano puede hacer. Él tuvo que dejar ir a su Hijo para que el propósito de la vida de su Hijo pudiera ser cumplido. Él sabía que Jesús tenía que morir en la cruz para poder tener victoria sobre la muerte y para hacer posible que todo aquel que crea en él pueda recibir Su vida. Si Dios, de una manera, no hubiera “dejado ir” a Jesús, el propósito de Jesús nunca se hubiera cumplido y no hubiera ninguna esperanza para la humanidad. Lo más sorprendente es que cuando Dios dejo ir a Jesús el también simultáneamente y sobrenaturalmente se sacrificó a sí mismo. Él me ha enseñado un vislumbre de su sacrificio como un Padre. Yo amé a Melody, la sigo amando y algo me dice que siempre la amaré. Pero Él me pidió que la dejara ir, que le permitiera ir donde ella debería estar, que permitiera que Él cumpla el propósito de su vida que no es para siempre junto a mí. 

Aunque el sacrificio de Cristo fue perfecto e incomparable con nada que un ser humano pudiera hacer, todos los padres continuamente experimentan un tipo de este sacrificio de sí mismo por sus hijos. Algunos literalmente darán su vida para proteger a su hijo o hija de algún accidente trágico, pero la mayoría de los padres tendrán que hacer otros tipos de sacrificios, como su carrera, sus sueños, su tiempo, su privarse de ciertas metas. Todos los padres también tendrán que llegar a un lugar donde realicen que sus hijos no son sus hijos, sino que les pertenecen a Dios. Aunque no te quiten literalmente la custodia de tus hijos, tendrás que aprender a dejar ir a través de otras cosas como el casamiento, la universidad, carreras, muerte, aborto espontáneo o dejando que sufran las consecuencias de sus propias decisiones. Yo tuve que dejar ir a través de la reunificación. Dejar ir no significa rendirte, no significa parar de amarlos, no significa alejarlos de ti. Significa reconocer que la vida de tus hijos no está en tus manos y el propósito de sus vidas no es que estén contigo para siempre, sino que estén con Dios para siempre. Dios dejó ir a su Hijo para que al final su Hijo pudiera estar a su diestra para siempre— nosotros debemos dejar ir a nuestros hijos para que ellos también puedan estar ahí con Él… y durante este viaje nos daremos cuenta que nuestro propósito también es estar para siempre al lado de nuestro Padre y que nosotros mismos también somos hijos que tuvieron que ser dejados ir. Este propósito final de la humanidad, que es estar al lado de nuestro Creador para siempre, es, de cierta manera, también una garantía que estaremos para siempre junto a nuestros hijos. 

Una madre es alguien que continuamente practica el sacrificio de ella misma y de sus hijos reconociendo que ultimadamente Dios está en control.

Una madre ama lo suficiente como para dejar ir.

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